Tras apagar el fuego, hay que actuar para evitar la erosión. En principio, es necesario hacer un diagnóstico del suelo quemado y de la orografía. El crecimiento de la vegetación lo antes posible, minimizará la erosión producida por las lluvias otoñales que eliminan las capas de materia orgánica de la superficie. Los propios restos quemados se pueden trocear y esparcir, y también hacer pequeñas presas para evitar la fuerza de las aguas de lluvia favoreciendo la retención de sedimentos.
No todas las especies tienen la misma capacidad de regeneración ni de propagar sus semillas a larga distancia. Aunque tengan el tronco quemado, hay árboles que pueden recuperarse, como es el caso de la encina o el margalló, al contrario de los pinos. Si el daño a la vegetación ha sido muy intenso sería necesaria una repoblación forestal y evitar que el ganado dañe los rebrotes. La capa de cenizas que se forma tras el incendio también es clave para la recuperación del ecosistema. Como mínimo son necesarios unos 3 años para empezar a ver los resultados.
Si vives en Cataluña, estás en la montaña y observas unas llamas en el bosque o una columna de humo, llama rápidamente al teléfono de emergencias 112. Aquí te dejamos el vídeo de nuestra experiencia al encontrarnos con un monte recientemente quemado.
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