El pensamiento habitual de la mayoría de los mortales es que una vivienda (piso, casa, palacete, habitación…qué más da) sólo es una vivienda y nada más que una vivienda.
Ahora bien, la cosa cambia y se complica con algunas almas más sensibles que conciben una vivienda como un organismo vivo.
Estas personas se toparán con casas difíciles, problemáticas, que harán lo posible para que se sientan a disgusto bajo su techo.
Y no satisfechas con mostrar abiertamente su hostilidad, utilizarán continuamente sus malas vibraciones hasta que se vuelvan a quedar solas.
Y no son casas encantadas, qué va. Sólo tienen un poquito de...mala uva.
Este es el inquietante argumento del nuevo vídeocuento de Cau Artístic. Esperemos que al verlo no te sientas identificado ni con los inquilinos…ni con la casa.
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